El 20 de abril de 2020 quedará grabado en los libros de economía como una fecha histórica. El petróleo West Texas Intermediate (WTI), utilizado como referencia en Estados Unidos, experimentó una situación inédita al pasar a terreno negativo. Aunque el precio del Brent se mantiene en terreno positivo, cotizando a 25,87 dólares por barril, lo cual contrasta con los -38,5 dólares en los que el Texas cerró.
Existen razones técnicas que explican esta disparidad. Cuando un inversor adquiere un contrato de petróleo en el mercado, no se lleva físicamente un barril de petróleo a casa. En cambio, está comprando un contrato de futuro. En el caso del Texas, los contratos que sirven de referencia vencerán mañana y la entrega de petróleo se realizará en mayo. Sin embargo, la capacidad de almacenamiento está llegando a su límite y nadie quiere recibir el petróleo en la fecha de entrega prevista.
Entrega y almacenamiento físico
Los contratos de futuros del WTI se liquidan mediante la entrega física de crudo en Cushing, una pequeña localidad en Oklahoma que es un punto clave en el mercado petrolero. Cushing es el principal centro de almacenamiento y distribución de crudo en Estados Unidos, gracias a su ubicación geográfica. Sin embargo, más del 75% de su capacidad está ocupada y se espera que se llene en las próximas semanas. Mientras que las grandes petroleras tienen sus propias instalaciones de almacenamiento, los pequeños productores dependen de Cushing para el transporte y almacenamiento de su crudo.
Por otro lado, los contratos del Brent, el petróleo de referencia en Europa, se refieren al crudo que se entregará en junio, cuando se espera que haya un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda. Además, el Brent no tiene problemas de almacenamiento. El Brent es un crudo marítimo, su nombre proviene de un yacimiento en el Mar del Norte, y puede ser transportado fácilmente allí donde haya demanda.
Los contratos de crudo estadounidense que vencen en junio cotizaron ayer a 21,15 dólares, 4,72 dólares menos que los contratos europeos. Este precio refleja mejor el valor del petróleo, ya que el mercado no está sufriendo la misma congestión que los futuros que vencen en mayo.
Es común que los inversores se deshagan de un activo financiero poco antes de que caduque y esto puede generar una fuerte presión de venta. Sin embargo, un desplome tan extremo indica que los inversores optan por liquidar sus posiciones en crudo y no realizar nuevos contratos. Esto se debe a que los futuros de ambos tipos de petróleo pronostican importantes caídas. El mercado petrolero se encuentra en una situación conocida como «contango», que ocurre cuando los futuros tienen un precio más alto que el de la materia prima para entrega inmediata (spot). Esta situación indica que el mercado ha perdido su equilibrio, en este caso afectado por el hecho de que la capacidad de almacenamiento se está acercando a su límite.
Crisis del coronavirus
Además de estas razones técnicas, el desplome del petróleo en Texas también tiene causas estructurales. La propagación del coronavirus ha llevado al cierre prácticamente total de las economías a nivel mundial. Las empresas han reducido drásticamente su consumo de crudo, las aerolíneas y otras empresas de transporte han dejado de utilizar combustible por completo al tener la mayoría de sus aviones en tierra, y los ciudadanos no necesitan llenar los tanques de sus automóviles porque no pueden sacarlos de los garajes. En resumen, la demanda global de crudo ha caído en picada.
En cuanto a la oferta, los países productores aumentaron su producción durante el último mes, ya que Rusia y Arabia Saudita rompieron el acuerdo de reducción de producción que habían mantenido desde 2016. Aunque acordaron nuevos recortes en Semana Santa, ya era demasiado tarde. Además, en Estados Unidos, Trump ha inundado el mercado con crudo al fomentar la extracción a través del fracking, especialmente después de haber abogado en las últimas semanas por fuertes reducciones en la producción.
En consecuencia, el desafío que enfrenta el petróleo en los Estados Unidos es la dificultad para almacenar la gran cantidad de crudo ya producido, ya que el mercado no puede absorberlo. Según un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía, este problema también afecta a Europa y Oriente Medio, pero es más urgente en los Estados Unidos. Durante los años en los que el petróleo era considerado como el oro negro, Estados Unidos había acumulado millones de barriles en sus reservas nacionales. Ahora que estas reservas están llenas, el mercado se ve obligado a pagar un alto costo para adquirir un barril de petróleo debido al costo de almacenarlo. También se sospecha que aquellos que tenían capacidad de almacenamiento contratada han especulado con ella para ganar dinero al quedarse con el petróleo y luego venderlo cuando el mercado se estabilice.
A largo plazo, el mercado petrolero enfrenta otras tensiones. La preocupación por las emisiones contaminantes, el crecimiento de las energías renovables y avances tecnológicos como los automóviles eléctricos dibujan un panorama en el que el petróleo ya no será la base de la economía. Esto implica que los países no productores, como España, tendrán que encontrar formas de subsistir sin depender de las exportaciones masivas de petróleo.
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