Biografía de don José de San Martín. José Francisco de San Martín (José Francisco de San Martín) nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes, y es conocido en todo el mundo. La biografía de San Martín convirtió a este ilustre personaje en uno de los protagonistas más destacados de la historia argentina, ya que como militar, desempeñó un papel crucial en la independencia del país y en la liberación de Chile y Perú del dominio español.
La biografía de San Martín es sumamente extensa, pues su vida está repleta de eventos históricos. De hecho, cuando tenía apenas cinco años, se trasladó junto a su familia a Cádiz, España, y allí se enfrentó por primera vez al ejército de Napoleón. En 1811, después de realizar un breve viaje de entrenamiento a Londres con el Ejército de Resistencia español, decidió regresar a América. Fue en ese año cuando comenzó su nueva aventura.
Desde la Revolución hasta la Declaración de Independencia
San Martín arribó a Buenos Aires en 1812 y contaba con una vasta experiencia militar, la cual le fue de gran utilidad. En ese momento, el primer gobierno patriota decidió comisionarlo para la organización de un regimiento con el propósito de custodiar las costas del río Paraná y desde allí realizar cabalgatas. Gracias a los conocimientos de San Martín, estos soldados recibieron un entrenamiento basado en las estrategias españolas, lo cual resultó ser una herramienta invaluable y les permitió ganar la batalla de San Lorenzo en 1813, derrotando al ejército realista.
En enero de 1814, San Martín fue designado como líder del Ejército del Norte, rechazando el cargo de gobernador de Cuyo. Fue así como comenzó a organizar el famoso Ejército de los Andes en Mendoza.
El Cruce de los Andes
El cruce de los Andes fue un acontecimiento trascendental para que Argentina, Perú y Chile lograran su independencia. La organización de un ejército conformado por más de cinco mil hombres y el cruce de las montañas representan la verdadera encarnación de la estrategia militar.
Chile estaba en manos de los patriotas, aunque en octubre del mismo año los realistas recuperaron su territorio. A pesar de ello, San Martín se embarcó en la travesía confiando en que al otro lado de la Cordillera le esperaba el ejército español. A pesar de los contratiempos, el Libertador siguió adelante con su plan y empleó diversas tácticas de contención que permitieron el avance de sus tropas. Así obtuvo su primera victoria en la Cuenca Chakabuko. Luego sufrió una derrota en Cancha Rayada, pero finalmente consiguió una victoria decisiva en la Batalla de Maipú. Para entonces, la independencia de Chile se había hecho realidad.
De Lima a Guayaquil
Después de su triunfo en Chile, regresó a Buenos Aires con el propósito de solicitar fondos para la expedición a Perú, pero no logró obtenerlos. Incluso tras el rechazo de su solicitud, regresó a Chile. En 1820, el gobierno central de Buenos Aires colapsó y San Martín decidió marchar hacia Perú, esta vez sin el respaldo de Buenos Aires. En ese mismo año, inició el asedio a Lima. Derrotó exitosamente al ejército leal nuevamente y se proclamó «libertador y protector del Perú» en 1821.
Un año después, Simón Bolívar -otro líder independentista americano- se encontró con San Martín en Guayaquil, los argentinos decidieron retirarse del liderazgo militar de los realistas peruanos y ceder el control al Ejército Bolivariano.
San Martín regresó a Mendoza en 1823, tiempo durante el cual su esposa Remedios de Escalada enfermó gravemente. Rivadavia le impidió visitarla en Buenos Aires y fue amenazado con un posible juicio. El Ministerio de Unificación argumentó que no lo perdonaron por no interferir en la defensa de la autoridad central. Sin embargo, cuando la salud de Remedios empeoró, el Libertador decidió viajar de todos modos, aunque su esposa fue encontrada muerta a su llegada.
En ese momento, decidió llevar a su hija Mercedes a París y vivir en una finca en las afueras de la ciudad. Más tarde se trasladó a Boulogne-sur-Mer, donde falleció en 1850. Actualmente, desde 1880, el cuerpo del general descansa en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz -situada en la Catedral Metropolitana- y es custodiado permanentemente por los granaderos.
Algunas de sus frases más destacadas
- «No hay revolución sin revolucionarios.»
- «La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos.»
- «Una derrota peleada vale más que una victoria casual.»
- «Un buen gobierno no se asegura por la liberalidad de sus principios, sino por la influencia que tiene en la felicidad de quienes obedecen.»
- «Compañeros, juremos no soltar las armas de la mano hasta ver al país completamente libre o morir con ellas como hombres valientes.»