Tesalónica, la capital de la Macedonia griega y la segunda ciudad más importante del país después de Atenas, es un lugar compacto y cómodo para caminar y experimentar su espíritu amigable o presenciar acaloradas discusiones (los griegos tienden a hablar con vehemencia como si estuvieran peleando). También es ideal para sumergirse en su rica historia.
Tesalónica se convirtió en la capital de Macedonia, reemplazando a Pela, la cuna de Alejandro Magno, el famoso estratega de la antigüedad.
Su pasado ha sido tumultuoso: fue parte del Imperio Romano, luego del Imperio Bizantino y más tarde estuvo bajo dominio otomano. A principios del siglo XX, pasó a formar parte de Grecia. Desde el siglo XV hasta la Segunda Guerra Mundial, la ciudad contó con una próspera comunidad de judíos sefardíes que, durante varios siglos, fueron mayoría en la ciudad hasta que fueron casi aniquilados por los nazis.
En 1917, la ciudad fue devastada por un incendio que dejó una profunda huella en su arquitectura y sus habitantes. Gran parte del centro urbano tuvo que ser reconstruido desde cero, especialmente la parte baja.
En el centro de la ciudad, la plaza de Aristóteles, ubicada en el paseo marítimo, alberga impresionantes edificios, cafeterías, el cine Olympion (sede del Festival de Cine), uno de los mejores hoteles de la ciudad (el Electra) y es el lugar de celebración de diversos eventos.
Tesalónica es una ciudad moderna y cosmopolita que conserva el encanto de su agitada historia. En ella conviven restos de la época romana, iglesias y monasterios bizantinos, baños turcos, un mercado judío, la Torre Blanca (un icono construido por el sultán Solimán el Magnífico sobre los restos de una torre bizantina) y las murallas bizantinas que conducen a Ano Poli, la parte alta de la ciudad.
Esta área mantiene la esencia de tiempos pasados, con calles empinadas, pequeñas casas, tabernas y bares donde se pueden probar bebidas típicas como el ouzo y el tsipouro, acompañadas de los tradicionales mezes (aperitivos). También hay lugares donde se puede escuchar rebético, música tradicional griega que, a través del sonido del buzuki y los coros, sirve para escapar de las preocupaciones diarias.
Tesalónica es una ciudad vibrante, gracias a la presencia de numerosos estudiantes que la mantienen joven y actualizada. Marca tendencias en moda y diseño, ofrece una amplia variedad de propuestas gastronómicas, tanto tradicionales como sofisticadas, y sigue siendo una ciudad multicultural. La ola de refugiados de conflictos en los últimos años se puede apreciar en las calles de la ciudad, evidenciando esta diversidad.
El monumento funerario de Filipo II
Descubrimiento extraordinario. A menos de una hora de Tesalónica, en el área de Vergina, se encuentra el hallazgo arqueológico más importante del siglo XX. En los años setenta, se descubrió, en medio de un conjunto de montículos funerarios, la tumba completa de Filipo II, padre de Alejandro Magno.
En el museo subterráneo construido en el mismo lugar, se exhiben los objetos que formaban parte del ajuar funerario, los cuales se encuentran en perfecto estado: coronas, urnas de oro puro con el emblema de la casa real, armaduras, cerámicas, espadas… Un tesoro asombroso.