3. Define tu objetivo
¿Con qué frecuencia te encuentras saliendo de reuniones, presentaciones o conferencias sintiendo que fue una pérdida de tiempo estar allí? Seguramente muchas veces. Según la opinión de la experta, esto ocurre cuando los oradores no tienen claro cuál es su propósito al hablar. Por eso, antes de abrir la boca, es esencial conocer tu objetivo.
Ya sea que estés dando un discurso, una presentación o incluso en una conversación cara a cara, debes recordar que siempre tienes una razón para tener esa conversación y nunca debes perderla de vista, destaca la experta.
Las razones por las que hablas en público son las que determinan el tipo de discurso que debes crear. Hay cuatro tipos:
– Informativo: Se utiliza para proporcionar datos, interpretaciones y revelar números. Por ejemplo, una presentación de resultados de un trabajo.
– Persuasivo: Busca convencer a las personas de lo que deben hacer. Un clásico ejemplo es el discurso de una campaña política.
– Inspirador: Su objetivo es motivar a las personas hacia un objetivo. Es el tipo de discurso que dan los líderes, especialmente cuando enfrentan nuevos desafíos.
– Entretenido: Es el tipo de discurso que nos hace pasar un buen momento, como los monólogos cómicos en el teatro o las anécdotas que contamos cuando nos reunimos con amigos.
